Hablemos de Viñales. Hablemos de sus paisajes naturales, de los más impresionantes de la isla. Hablemos de sus cuevas, sus excelentes casas particulares, sus excursiones a pie por el Valle y sus rutas a caballo por los privilegiados alrededores. Pero antes de entrar en detalles, vamos a situarnos con la ayuda de Wikipedia: el municipio de Viñales es Monumento Nacional y enmarca grandes bellezas naturales. Está situado en la parte central del norte de la provincia de Pinar del Río; limitando al norte con el estrecho de Bahamas, al sur con los municipio de Pinar del Río y Consolación del Sur, al este con el municipio La Palma y por el oeste con el municipio de Minas de Matahambre.
En pocas palabras, Viñales es un municipio que está al norte tanto de la isla como de la Habana. En mi viaje por el país, fue la siguiente parada en la ruta después de la capital y llegamos tras tres horas en autocar.
El camino es precioso. Después de la visita a la Habana, Viñales es como un soplo de aire fresco y se agradece muchísimo el trueque de la urbe por un apacible entorno rural, donde la pobreza parece menos pobreza. A nuestro paso, vamos tropezando con un paisaje muy bonito y el cemento se transforma en la exuberante vegetación que nos rodea. ¡Aire fresco!
Viñales y sus puros |
En cuanto al alojamiento, llegamos a Viñales sin reserva previa, lo cual no fue en absoluto un problema porque la casa particular se encargó de encontrarnos a nosotras.
He de reconocer que fue un momento duro del viaje. Y es que cuando el autocar llega a Viñales, los dueños de las casas particulares se agolpan a su puerta para ofrecer sus viviendas a los recién llegados. Para mí fue algo altamente descorazonador, ¡me hubiera gustado poderme repartir entre todos!. La elección tiene algo de cruel, de punto amargo y recuerdo anotar en mi diario de viaje lo siguiente: "uno de los momentos espeluznantes del día ha sido la llegada a la estación de buses de Viñales. Esas gentes ofreciendo sus casas, desesperadas. Me he sentido fatal, como si el sustento de todas esas personas dependiera de mí".
He de reconocer que fue un momento duro del viaje. Y es que cuando el autocar llega a Viñales, los dueños de las casas particulares se agolpan a su puerta para ofrecer sus viviendas a los recién llegados. Para mí fue algo altamente descorazonador, ¡me hubiera gustado poderme repartir entre todos!. La elección tiene algo de cruel, de punto amargo y recuerdo anotar en mi diario de viaje lo siguiente: "uno de los momentos espeluznantes del día ha sido la llegada a la estación de buses de Viñales. Esas gentes ofreciendo sus casas, desesperadas. Me he sentido fatal, como si el sustento de todas esas personas dependiera de mí".
En nuestro caso, fueron los dulces ojos azules de Ana Luisa los que nos guiaron hasta ella. La elección fue excelente.
Con Ana Luisa, Jorge y la guía de la excursión a pie en nuestra casa particular |
Tras ponernos cómodas en la casa de Ana Luisa y Jorge, nos dirigimos dando un paseo por los alrededores del pueblo hasta La Ermita para refrescarnos y darnos un chapuzón. Habíamos leído en la Lonely Planet que si "al viajero le apetece nadar, en el hotel La Ermita hay una piscina con una preciosa vista sobre el valle". ¡Y ahí que nos fuimos!. Hay que pagar 2 CUC, o sea, muy barato y ciertamente las vistas son impresionantes. Fue agradable.
Al regresar visitamos el jardín botánico, un lugar muy pintoresco, poco cuidado pero con un toque salvaje interesante. Además, la entrada es gratuita (la voluntad).
De ahí ya nos retiramos a la casa. Degustamos una cena deliciosa: cerdo, arroz, papas y verduras. Todo aderezado con las historias de Ana Luisa sobre el periodo especial (años 90 a 96), del hambre y dificultades que pasaron, sin nada que comer, cocinando con leña de pino, con madres suicidándose porque no podían soportar la situación...Se me ponen los pelos de punta cuando lo recuerdo. También nos contó, eso sí, que en ese momento las cosas habían mejorado mucho.
Nuestra deliciosa cena en casa de Ana Luisa |
Otro detalle escalofriante fue escuchar que habían tardado 14 años en poder construir su casa, levantada con la única ayuda de sus propias manos. Una gente valiente y trabajadora nuestros anfitriones, ante los que me quito el sombrero.
Al día siguiente, domingo, disfrutamos de una jornada de playa excelente: nuestra excursión a Cayo Levisa, un paraíso de aguas turquesas. De ella explico algo en minube.com, en el enlace "Entre hamacas".
Esa noche, al ritmo de cervecitas y deliberaciones, planificamos nuestro siguiente paso en la ruta (reservamos el colectivo para ir el martes a Trinidad) y cenamos como marquesas un excelente pescado, de nuevo de manos de Ana Luisa.
Al día siguiente, nos esperaba nuestra improvisada excursión a caballo.
Lunes_15 de enero de 2007
(De mi diario de viaje): Guillermo, nuestro guía de la excursión a caballo, nos viene a recoger a casa a las 8 de la mañana. Tras andar unos 20 minutos, nos encontramos con caramelo y mulata, nuestros caballos. Unas yeguas pura sangre no son precisamente...pero pasamos una mañana de lo más divertida. La excursión dura 5 horas y nos cuesta 25 CUC.
Caramelo guiándome por el Valle de Viñales |
La parada en casa del tabaquero se me hace un poco larga pero lo divertido es que liamos nuestro primer puro cubano... El recorrido por el Valle del Silencio fue muy pintoresco y ambas lo disfrutamos mucho.
Granja de tabaco |
Tras nuestra excursión a caballo y después de reponer fuerzas con un poco de fruta, nos encontramos con otra guía local para hacer nuestra excursión a pie para seguir descubriendo el valle (10 CUC por persona). Total, ¡que acabamos reventadas!. Pasé una noche fatal por problemas estomacales.
La excursión es muy recomendable. Nuestros caballos eran más bien enclenques pero les cogimos mucho cariño. El guía era un chaval del pueblo, un campesino local que nos recomendó nuestra anfitriona Ana Luisa, un tipo peculiar que nos habló de las mujeres cubanas y de las relaciones que tienen allí. Y también nos confirmó que preferían a las extranjeras, aunque nosotras no nos dimos por aludidas. Por el camino nos detuvimos para conocer una granja de tabaco gestionada por una familia local, el hombre fue muy amable y tuvimos ocasión de jugar a ser Sara Montiel, liando nuestro puro y fumando lo que habíamos liado.
La de la tarde también era una guía local, una chica amiga de la familia. Todo fue muy informal y agradable. Nos llevó a pasear por los alrededores y el toque especial fue, precisamente, que se veía que la chica era una aficionada y eso lo hacía más auténtico. Nos llevó a conocer a un señor que cultivaba cocos en su granja, así como a adentrarnos en una de las cuevas de la zona.
Nuestra guía, el campesino y sus cocos |
En conclusión, fue un día nada turístico, alejadas de la ruta estándar y guiadas por gente del pueblo, en el que sacrificamos lujos por disfrutar de visitas más genuinas.
Me atrevo a decir que Viñales fue el rincón que más me gustó de mi viaje por Cuba.
FICHA TÉCNICA
Llegada desde la Habana en autobús. 3 horas de viaje.
Estancia de sábado a martes.
Alojamiento en la casa particular de Ana Luisa y Jorge. Sin reserva previa.
Actividades: excursión en barco a Cayo Levisa (sol y playa), excursión a caballo por el Valle de Viñales, excursión a pie por el Valle y visita a una cueva.
Imprescindible si te gusta...naturaleza, paisajes, excursiones, zonas rurales.
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