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Paseo por Milán

La vida me ha llevado por tercera vez a Milán, capital de Lombardía. A esa Italia que tanto adoro, que tanto, tanto me gusta.

Vale que soy mallorquina y que no puedo negar que vivo en el paraíso. Vale que España es un país IMPRESIONANTE con mayúsculas, que entiendo que los turistas vengan y alucinen. Dicho esto, he de reconocer que Italia es mi debilidad, ¡es fantástica! Cuando la pisé por primera vez durante el viaje de estudios, allá por 1993, andaba yo más concentrada en los líos amistosos que en los atractivos de los monumentos. Aun así, lugares como Venecia, Roma, Tívoli...no me dejaron indiferente.

Después he vuelto con más edad y siendo (algo) más consciente. He tenido la suerte de enamorarme bajo el Sol de la Toscana de sus paisajes de infarto, por los que me perdería una y mil veces en un bucle infinito. He tenido el honor de pasar unas navidades en familia en Udine, en ese norte sobrio y elegante que nada tiene que ver con el caos del sur del país, cual universo paralelo. He tenido la fortuna de recorrer de la mano de una amiga local la Pisa que se junta pero no se revuelve con la torre inclinada. Por cierto, me pareció una ciudad encantadora.

Volviendo a Milán. En mi primer día y tras instalarme en el hotel, decidí salir de prospección y pasear por los alrededores. Una sana e inteligente costumbre que me conecta con mi lado animal, ese que necesita marcar su territorio, conocer quienes son sus vecinos aunque la vida nómada los vaya irremediablemente a convertir en conciudadanos efímeros. 

Me recibió una cálida y agradable tarde de Sol. Algo atípico, ya que en febrero puede llegar a hacer mucho frío y puede llegar a haber mucha nieve (tomad nota).

Mi hotel, el Ac Milano, es una torre muy alta (mi habitación con vistas estaba en la novena planta) que se alza en la zona de Garibaldi. Una conocida milanesa me explicó días después que ese barrio está en pleno proceso de remodelación y que antaño lucía bastante degradado. Me lo creo. Las calles, en obras, conviven con despampanantes rascacielos de nueva construcción. Aquí he de citar EL rascacielos que me robó el corazón: el de Unicredit. A unos metros del hotel, cada día me desperté con su reflejo y me acosté con sus brillos. Lo primero que pensé al verlo fue "¿cómo no sabía que existías?" y lo siguiente fue lo mucho que me recordaba al Burj Kalifa de Dubai y si sería del mismo arquitecto.


Hay un restaurante con una pinta estupenda justo al girar la esquina del hotel: el Grani & Braci. Un local amplio y de enormes ventanales, estilo moderno, botellas de vino decorando con gracia sus paredes y lámparas de diseño, blancas y grandes como divertidas setas colgantes.

Grani & Braci. 02 36637422
Via Farini, angolo via G. Ferrari
www.graniebraci.it
Restaurante, pizzeria y steak house.
Siempre abierto.
Con horno de leña.

Cuentan con gran variedad de carnes y también me dicen que la pizza calzone por 7 euros es más que recomendable. 


El objetivo de mi breve paseo a pie era claro: intentar llegar hasta el centro de Milán (Piazza del Duomo). Y entre y entre, me dejaría llevar. Empecé por la calle Maroncelli. ¡Vaya vaya con la calle! Más que interesante desde el punto de vista creativo, con pequeñas tiendas de moda, galerías de arte y mucha cultura. Llamaron mi atención:

- Una vetusta tienda de relojes antiguos (lemuseumonline.com)

- A unos metros, la osteria del gamberi Rosso y el Pinocho enorme que ocupaba buena parte de su escaparate. Pizzas a muy buen precio. 

Tras la calle Maroncelli, desemboco por casualidad en el Corso Como, una elegante y peatonal calle comercial. En sus tiendas se respira clasicismo y su ambiente es la antítesis de una zona de modernos (eso sería Navigli y de ella hablaré en otro post).

Al final del Corso, me atrae una calle en cuesta que recorre la vía Vincenzo Capelli. Así es como me acerco andando hasta desembocar en el impresionante complejo de las residencias Puorta Nuova, que ocupan la Piazza Gae Aulenti. Ahí es donde tiene sus raices el rascacielos de Unicredit. ¡No puedo parar de hacer fotos! ¡Mamma mía, qué lugar! Describirlo es complicado, así que dejaré que las imágenes hablen por si solas.






Una vez allí, merece la pena entrar en la tienda RED (read/eat/dream). Como su nombre indica, es la animada mezcla entre librería y cafetería y la gente va a pasar el rato, charlar con amigos y relajarse.

Voy muy lenta, me detengo en cada detalle, lo saboreo... 

Vuelvo por Corso Como hasta la Calle Garibaldi, una de las arterias principales de esa parte de la ciudad. Si seguimos su curso desembocaremos en el centro, aunque estoy tan fascinada por todo lo que veo que no sé si será hoy o mañana.

Durante el paseo, llaman mi atención:
  • Herman Miller: una tienda de mobiliario de diseño. 
  • Rossignoli: tienda de bicicletas con un toque tradicional encantador.
  • Rife concept: camisetas de diseño rompedor (para chicas).
  • Botega café cacao: chocolatería con un diseño moderno espectacular. Bien merece una parada. Estilo moderno.

Sigo paseando por Garibaldi, entre foto y foto. Al mirar hacia la izquierda en una de las calles que cortan, me sorprende imponente una plaza con una gran iglesia, robusta y antigua. Me gusta. Me gusta porque eso es Italia, esos contrastes. Me pone en situación, me trae de vuelta a donde estoy, en un país cargado de historia. Recuerdo que en el viaje de estudios fue una de las cosas que más me cautivó del país: el factor sorpresa. Girar una esquina  y...bum...toparse con un monumento enorme e imponente, como salido de la nada. Ese sello de identidad tan italiano...

Otra cosa que me sorprende: ¡hay tranvías! ¡Y muy antiguos! No lo recordaba...

Sigo con mi paseo. Observo. El Obiká es un mozzarella bar resultón. Un local moderno, con sillas industriales de diseño. 

Y cuando ya estoy rozando el centro, decido volver al hotel, ya es de noche. No sin antes quedarme embelesada al mirar a ambos lados y enamorarme de las calles transversales peatonales, pequeñas, estrechas y muy románticas. Vale la pena recorrerlas y perderse por ellas, por la paz que las inunda. Para ejemplo, la Vía Formentini.

Regreso por un tramo de la Vía Pintaccio. Todas y cada una de sus tiendas no tienen desperdicio, ¡qué decoración! A unos pasos me paro ante el escaparate de Pattini, una bonita y surtida pastelería tradicional.

De vuelta a Garibaldi, es casi de noche. Alzo la mirada y, al fondo, pienso que el edificio iluminado de Unicredit parece irreal. Ya llegando al hotel, hay una tienda de ropa infantil súper original: by be.

Aquí acaba mi breve paseo. Pero habrá más. Como la cena en el 10 Corso Como, acertada recomendación de mi amiga Julieta. Antes, un último consejo: en esta ciudad, tened mucha paciencia con la señalización. Es tremendo y acabas dando inevitables vueltas y rodeos para llegar del punto A al B. Nunca, nunca, nunca será la línea recta. Algo muy frustrante. Si me hubiera pasado solo a mí, Milán no hubiera tenido la culpa y la habría asumido yo. Sin embargo, la paz me la da el saber que mis compañeros de viaje, en bloque, tuvieron la misma sensación que yo. Por tanto, más vale tomárselo con calma. Especialmente en esas estaciones de metro y tren de largos y eternos pasillos. Y serán muchos los momentos en los que nos sentiremos desorientados, sin saber donde estamos, en que parada (porque  mires donde mires no lo indica), donde comprar el billete de tren(acabarás subiendo escaleras y bajando y volviendo a subir)...en esos momentos, más vale respirar hondo y pensar que España tampoco es perfecta. 

DATOS PRÁCTICOS

¿Cómo llegar?

De Mallorca a Milán se vuela, entre otras opciones, con Iberia. Primero hasta Madrid y, desde allí, solo restan algo más de dos horas.

¿A qué aeropuerto volar?

Andaba yo un poco perdida cuando a la ida aterricé en el aeropuerto de Malpensa. Me planté allí sin tener ni idea de si estaba cerca o lejos del centro o de cómo llegar. ¡Qué bien se vive en la ignorancia! Pero como dicen, "preguntando se llega a Roma" (en este caso, a Milán). Y resultó que estaba bastante lejos y que el taxi al centro se disparaba hasta la friolera de 65 euros (descartado). Con las únicas opciones sobre la mesa de tren y bus, me decanté por el primero. Tras desembolsar 10 euros y recorrer la distancia equivalente a 40 minutos, estaba en la estación de Garibaldi. ¡Había llegado a casa!

A la vuelta, la salida fue desde Milán Linate, a 6 kilómetros del centro y un precio razonable en taxi. Mucho más cómodo.

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Viajar a las siete maravillas del mundo moderno

El otro día mi primo me dejó sin respuesta. 

"Muy mal"- pensé. 

En un momento de charla casual, tan tranquila estaba yo sorbiendo mi café, va y me pone a prueba preguntándome cuantas de las siete maravillas del mundo había visitado...

(silencio)

...le tendrían que haber hecho una foto a la cara que se me quedó (de cuadros escoceses). 

Pues bien, ¡no supe qué decir! Porque, para empezar, lo triste fue que flotó hasta la superficie mi vacío de cultura general, al no ser capaz tan siquiera de enumerar dichas joyas del planeta. En definitiva, que me sacaron los colores.

Pero vamos, ¡que no cundió el pánico! Porque, hoy en día, extirpar de raíz esa parcela de ignorancia es tan fácil y rápido como correr y preguntar a San Google. Así, puedo decir (y espero no olvidar) que los siete reclamos maravillosos son:

  • Cichén Itzá, en México.
  • El Coliseo de Roma, en Italia.
  • La estatua del Cristo Redentor, en Brasil.
  • La Gran Muralla China, en China.
  • Machu Picchu, en Perú.
  • Petra, en Jordania.
  • El Taj Mahal, en India.




(ahora debería escribirlo mil veces en una pizarra)

Mi orgullo viajero respira aliviado, pues compruebo que este examen lo apruebo. De las siete maravillas del mundo moderno, he sacado un bien. Aunque un bien a secas, un bien rascado. Por eso, la próxima vez que alguna amiga me diga eso de "ya no te deben de quedar sitios del planeta que visitar", le espetaré: "pues no, te equivocas". Porque de la lista me faltan Brasil, Jordania e India.

(¡Demonios!)

Entonces, ¿alguien que haya contemplado el Cristo Redentor, Petra o el Taj Mahal y que me pueda dar envidia de la mala? ¡Venga, vamos, ahora vas y me lo cascas! 

Ah, por cierto, se me olvidaba...¡Feliz 2014!

Viaje de 11 días a Sicilia (por Javier Mateos de Porras)


Ella es la culpable. La que me enamoró.
Foto de Javier Mateos de Porras

He aquí la foto que me empujó a pedirle a Javi lo que le pedí: que compartiera con nosotros su viaje a Sicilia. Cuando lo hice, no soñaba que se lo fuera a currar tanto. Aunque al ser él un crack en esto del turismo, como dirían los ingleses "I should have known better"(debería haberlo imaginado). 

¿Y quién es Javi? 


Javi es básicamente un tío muy guay. Vive en Sevilla y también vive Sevilla, porque se deja la piel promocionando Andalucía por los 7 mares. Se dedica a esto de la promoción y el márketing turístico como yo y nos tropezamos años ha en el mundo offline. Desde hace un tiempo somos fieles amigos en el mundo online, cosa que me alegra.

Hoy mi amigo Javi nos cuenta su historia. La historia de su aventura por Sicilia en julio de 2013. ¿Le acompañamos?

Cuando estudiaba Turismo, estuve dos veranos aprendiendo italiano en Calabria y fui dos veces a Sicilia de excursión. La última vez fui con dos amigos y fue hasta hoy el que considero como mejor verano de mi vida. Aprovechando el puente del 15 de agosto (Ferragosto) hicimos una pausa en las clases, y unos cuantos amigos cruzamos el estrecho de Messina, nos alquilamos un coche y recorrimos la isla durmiendo en las playas en plan estudiante. Fue tan intenso y vivimos esos días tantas buenas experiencias y sensaciones que me prometí que volvería algún día. y 10 años más tarde, ecco, repetí.

Fascinante, ¿verdad? Javi nos cuenta también cómo preparó su viaje:

Te pongo en antecedentes para que veas que ha sido un viaje especial para mí y por eso, estudié bastante recorrido y hoteles para poder disfrutar momentos y lugares ya vividos y conocer nuevos.

Sicilia, como mi Andalucía de mis amores, tiene tantas cosas que ver que es difícil poder escoger. No quise que fuese un viaje en plan express japonés, por lo que hay cosas que merecen mucho la pena visitar que se quedaron para otra ocasión.

Aprovecharon sus 11 días a tope:


Llegamos a Palermo y nos quedamos dos noches, luego nos alquilamos un coche en la ciudad y nos fuimos dos noches a San Vito lo Capo (para estar en la playa y ver Erice), una noche en Porto Empedocle (para ver el Valle de los Templos y la Scala dei Turchi) y luego dos noches en Catania (nos salía gratis por los puntos NH) y desde ahí fuimos a ver Siracusa, Noto y la playa de Calamoscha. Tres noches en Taormina y de vuelta una noche en Palermo. Es decir, nos recorrimos la isla desde Palermo en el sentido contrario a las manecillas del reloj. 


De lo que vieron nos comentan algunas cosas:

Sicilia es una isla por la que han pasado numerosas civilizaciones (cartagineses, griegos, romanos, árabes, vikingos, españoles, franceses....) por lo que, como en Andalucía, hay una impronta de todas las que pasaron y hacen una región única e incomparable.

PALERMO

¿Qué ver?

Palermo es una ciudad que nace de los "quatro canti", centro neurálgico de la ciudad y desde allí parte el resto. El alojamiento lo recomiendo en el centro porque moverse por ahí es algo caótico y es mejor andar. Los quatro canti son cuatro esquinas decoradas en estilo barroco. Justo al lado está la Fontana Pretoria que es una pasada y al lado de la fontana hay otra iglesia que fue una mezquita, la de San Cataldo.
El Duomo es muy bonito por fuera y es recomendable verlo pero no tiene nada de interés por dentro. Se puede ver gratis, pero lo dicho, dentro no hay nada interesante.
La joya de la ciudad es la Capilla Palatina, eso es un must que hay que ver, ya que está entera decorada con mosaico bizantino de oro. Consejo: hay que ir temprano porque al formar parte del Parlamento de Sicilia, el horario es restringido (informaros antes).
Muy cerca está la Chiesa Degli Eremiti, que deriva de una mezquita árabe también. Está en ruinas, pero eso le da un toque romántico y pese a que el precio es alto para lo que es, creo que merece la pena echar un rato allí.
Por toda la ciudad hay varios mercados históricos, cada uno con una temática distinta. Nosotros vimos dos, uno de antigüedades y el de la Vucciria (nota: NO IR AL MERCATO DE LA VUCCIRIA de noche, es peligroso).
Iglesias barrocas hay muchas, ya las iréis viendo para meter la cabeza y contemplar un barroco final del siglo XVIII bastante recargado (hay dos barrocos en Sicilia, uno español y otro francés, que es más recargado y que roza el rococó).

La gastronomía en Sicilia es algo que el viajero va a disfrutar muuuuuucho, cada zona tiene comida típica. En Palermo obligatoriamente hay que que ir a dos sitios:

Trattoria Torremuzza da Pepuccio Carnevale. Comída típica de Palermo basada en el mar. Hay un menú espectacular por 20€ por persona que es un verdadero homenaje y que recomiendo encarecidamente. Tonino es el master chef de la barbacoa y un artista.

Antica Foccaceria di San Francesco. Sirven comida típica palermitana y a muy buen precio. En Palermo hay un plato típico que es una mezcla de carnes de casquería (pulmones y bazo de vaca) que te lo meten en un pan como una hamburguesa. Es muy típico pero a priori da respeto. Hay muchos más platos y es barato.

Un par de sitios más, si cuadran en la visita...

En la Piazza della Marina estuvimos en una pizzeria local que ademas servían pollo (también es típico), las pizzas estaban ricas: Pelledoca.

También destacaría un lugar parecido a la Foccaceria di San Francesco pero ya en plan más de gente local: la Panineria Focacceria Nini Franco U' Vastiddaru, en el Corso Vittorio Emmanuele esquina con Piazza della Marina.

¿Donde tomar un algo por la noche?

Una zona que nos gustó porque estaba ambientada fue en el Corso Vittorio Emmanuele con via Chiavettieri a la altura del Hotel Palazzo Sitano. El bar del hotel estaba bastante animado y con música en directo y al lado está la Bodeguita del Mojito.

¿Qué visitar?

Si os va la marcha, las catacumbas de Palermo es lo más tétrico que he visto en mi vida. En los siglos XVIII y XIX se puso de moda entre la aristocracia palermitana momificar a sus muertos, así que se puede pasear por pasillos y pasillos llenos de momias colgadas en las paredes o en nichos. Hay mas de 8.000. 

A las afueras de Palermo, está la ciudad de Monreale, hacia la montaña. El Duomo es espectacular, es como la capilla palatina pero en grande. Si os cuadra, se puede ir en bus o en coche. 

Nosotros después de Palermo decidimos irnos a SAN VITO LO CAPO. Está a una hora y media en coche, no por distancia, sino porque las carreteras no son buenas. Había leído que es una playa donde va mucho turismo local y nacional y que estaba muy bien. Lo bueno que tiene San Vito es que desde allí tienes la base para ir a ver el pueblo medieval de Erice y el Parque Natural Riserva dello Zingaro.

A nosotros no nos dio tiempo por desgracia a ir a la Reserva. Por lo visto se va en coche hasta un punto y luego se va andando y viendo distintas calas. Te puedes quedar donde más te guste. Recuerda mucho al Parque del Cabo de Gata.

La playa de San Vito en julio estaba hasta arriba. Aunque no está mal, con tanta gente no se disfruta pero a las afueras del pueblo vimos varias playas, entre ellas una que se llamaba Playa de Sta. Margherita en Casteluzzo que no tenia mala pinta.

Nos perdimos el tema playas de fuera del pueblo y el parque porque quise hacer submarinismo, tengo el carnet y me apetecía hacer una inmersión. Fue una pasada porque por allí la claridad de las aguas y la fauna marina es una maravilla.

Se puede alquilar una lancha o barca neumática media mañana o día completo y desde San Vito se puede ir al Parque, cosa que le da un toque fashion. Por desgracia no pudimos alquilarla porque ese día las condiciones del mar no eran buenas. Creo que para ello lo mejor es ir a la zona del club marítimo que hay a la izquierda de la playa, donde están los clubes de submarinismo. El alquiler de la barca cuesta 60€ medio día y 100€ el día completo (más la gasolina).

El pueblo no está mal, deriva del urbanismo árabe y se recorre andando perfectamente. La especialidad gastronómica es el cous cous. De hecho en septiembre tienen un festival

¿Qué comer y dónde?

Nosotros cenamos una noche en el restaurante Il Timone (cous cous de calamares fritos y busiate di pesto e gamberi, muy rico todo y a un precio no clavazo). Otra especialidad es el "pollo allo spiedo" (el pollo de toda la vida que se pide en una pollería con papas fritas). Hay un lugar barato que se llama Lo Stagione 2. No es un bar, mas bien de comida para llevar, pero nos pusieron una mesa y allí cenamos un día con su cerveza de 600cl por 3€.

En cuanto a helados, nos llevamos comiendo helados prácticamente toooodos los días. Probad el sabor "7 Veli" en la gelateria Il Re del Gelato, ¡para morirse!

Por la zona además recomiendo la visita al pueblo medieval de Erice, que está en la montaña. Es muy turístico pero merece la pena. La foto que titulé como un paseo por las nubes es de allí. Ese sitio está en el Quartiere Spagnolo, un bar que fue un cuartel español de vigilancia. El sitio es ideal para ver el atardecer allí... el bar tiene buenos precios y ese día había concierto en directo...

Si tienes tiempo también puedes visitar...
  • Trapani y las Salinas que hay cerca (en cualquier guía le puedes echar un vistazo y ya si os cuadra decidís).
  • Cerca de la zona está el Templo griego de Segesta, eso ya coge yendo de camino al sur de la isla. Nosotros no lo vimos (yo ya lo vi hace 10 años). También están las ruinas de la ciudad de Selinunte en Marinella di Selinunte, el parque arqueológico más grande de Europa. Es una colonia griega que entre ataques y movimientos de tierra se desmoronó. Está la ciudad entera, pero en el suelo, aunque algunos templos permanecen en pie. Por falta de tiempo no lo vimos, ya que preferimos ir a la zona de Agrigento y ver el Valle de los Templos (visita obligatoria) y la playa de Scala dei Turchi. Reservamos un hotel baratito por booking y la verdad es que fue un acierto total. De hecho, nos dio pena estar sólo una noche allí: la Case Vacanze Bellavista. De ahí vas andando a la playa y en coche está a 10 minutos de Agrigento. ¡Échadle un vistazo!
Valle dei Templi, en Agrigento

Bueno, sigo con el tema:

De Agrigento nos fuimos a CATANIA pasando por Piazza Armerina y la Villa Romana del Casale. Esta villa es Patrimonio de la Humanidad, tiene más de 40.000m2 de mosaicos, ¡una pasada!

Aunque no es una ciudad fea y tiene muchas cosas que ver, recomendaría dormir por la zona de Siracusa y sus playas cercanas, como Tindari o la Riserva de Calamosche.

Desde Catania hicimos excursiones por esta zona y estuvo muy bien. Está el Valle de Noto, con pueblos barrocos como Noto o Ragusa Ibla y playas muy chulas como las comentadas. También está Siracusa y su parque arqueológico, donde se encuentra la oreja de Dionisio o el Teatro griego más grande del mundo helénico. La parte antigua de la ciudad está en la isla de Ortigia y estoy seguro que si paseas pos sus calles te creerás que paseas por Cádiz.

En esa zona también está Gela, pero no te puedo decir porque no nos dio tiempo a verla.

Consejo: por toda la isla se ve una cerámica tipica y muy bonita, sobre todo en Taormina. Es de Caltanisseta y si pasas por el pueblo, es muuuucho más barata comprarla allí que en destinos turísticos.

En Catania, os recomiendo comer en la zona de Archi della Marina, que es un mercado de pescado, en Antica Marina Savia, Spinella y Etoile D'Or. Gelato en Vaccio, pegado a la Piazza Università.

Después de todo esto, nos fuimos a TAORMINA. Es un pueblo clavado en la montaña que cae al mar. Es la "Marbella" o "Niza" de Sicilia. Como dije, hace 10 años estuve allí de estudiante, durmiendo en las playas y me dije que volvería allí de otra manera y, ¡así fue!. Escogimos un hotel que os recomiendo por su calidad-precio: Pensione Svizzera. En Taormina no quise contenerme en el precio del hotel, buscaba algo con encanto pero éste es con encanto y además el precio, para lo que hay en Taormina, está muy bien.

Taormina tiene una calle principal que es el Corso Vittorio Emmanuele. El teatro griego es una pasada. Si coincide con un concierto, es recomendable disfrutar de la velada pero no recomiendo pagar 12€ por visitarlo, es caro. Mejor pagar por un concierto un poco más y disfrutar del escenario y del artista, pero si no, no pagaría tanto dinero por entrar.

Hay dos playas cercanas: la de Mazzarò y la de Isola Bella, ambas preciosas, de roca y aguas cristalinas. Os ofrecerán ir a Lidos privados donde te recogen en una van y te traen, con hamaca y sombrilla por unos 8-12 euros. No está mal, nosotros estuvimos una mañana, pero creo que es perder el tiempo en playas que no tienen el encanto de las anteriores.

A unos 21km. está el Parque Natural de los desfiladeros del rio Alcantara (Gole del fiume Alcantara). El agua que proviene del deshielo del volcán Etna pasa por roca negra basáltica. Entrada: 12€ y existe la opción de pagar un poco más y hacer una excursión de body rafting (que hicimos). Cuando yo fui hace 10 años se podía ascender el desfiladero a pie, pero este año se ve que el rio baja con más agua y es más difícil hacerlo, por eso mejor hacer el body rafting y disfrutar.

¿Dónde comer?

Para una cena homenaje en Taormina: Trattoria da Nino, está recomendado por Tripadvisor como uno de los mejores calidad-precio y efectivamente lo fue, aunque se ve que ese día Nino no tenía su mejor momento. Aun así, es recomendable. ¡Mejor ir temprano porque se llena! Para comer una bruschetta y no gastarse mucho: caffé Macchia(Piazza Raggia, 4). Y para helado, id a la gelateria Capriccio. Antonio es un artista cuando hace uno.


Si quieres comprar productos gastronómicos típicos sicilianos sin que te claven, hay un minimarket llamado "La Bottega di Laganà"(vinos, pasta, miel, mermelada, pesto, quesos, etc...), la mayoría artesanos y locales y sin que haya precios turísticos.

Bueno, con esto y con un bizcocho, creo que te he contado lo esencial de nuestro viaje. Hay muchas cosas que no vimos, como las Islas Eolias o Cefalù, pero preferimos disfrutar más que ir en plan express. A la vuelta nos quedamos una noche en Palermo y ya nos volvimos. Está ya en el viajero el ir directamente al aeropuerto o hacer esto. 

¡Gracias Javi por este generoso relato! Has conseguido que tenga unas ganas locas de visitar Sicilia




Como he dicho, es difícil escoger qué visitar o dónde quedarse, porque Sicilia tiene mucho que ver y siempre te vas a perder algo. Es cosa de cada uno decidir qué se quiere ver y qué no y eso sólo se sabe leyendo alguna guía.


Fotos de Javier Mateos/Marita