El equipaje es el nuevo calvario del siglo XXI, el auténtico reto de los viajes: cómo hacer la maleta para una escapada urbana.
Porque ya no basta con decidir qué quieres llevarte, de hecho, ¿no te has enterado de que ya no eres tú quién decides? Ahora el auténtico quid de la cuestión es: ¿podré llevármelo?. ¿Me lo dejarán subir o tendré que recurrir a la desesperada al truco de las capas extras en mi cuerpo, al más puro estilo Michelin?
Porque ya no basta con decidir qué quieres llevarte, de hecho, ¿no te has enterado de que ya no eres tú quién decides? Ahora el auténtico quid de la cuestión es: ¿podré llevármelo?. ¿Me lo dejarán subir o tendré que recurrir a la desesperada al truco de las capas extras en mi cuerpo, al más puro estilo Michelin?
El fenómeno low cost no sólo ha revolucionado nuestros bolsillos, también la técnica de empaquetar. Así que hay que depurarla al máximo y recurrir también, si se puede, a estampitas varias para que todos los santos consigan que nuestro fardo encaje en esa maldita cajita medidora del momento embarque.
En cualquier caso, lo del paso tres del dibujo me parece básico. Instintivamente, siempre acabo moviéndome en una misma paleta de colores cuando hago la maleta, por eso de optimizar complementos y zapatos.
Porque hacer el equipaje ya no es lo que era. Ahora, es todo un arte.
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