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Patrimonio en peligro de extinción


Zadib es un bonito nombre. Un nombre heróico. Un nombre que se resiste a desaparecer.

Cinco letras que esconden el ritmo de una ciudad histórica. Y no una ciudad cualquiera, sino una en peligro de extinción. Porque no solo los animales nos amenazan con esfumarse para siempre de la faz de la tierra, también las piedras, el patrimonio y la cultura penden a veces de un hilo demasiado frágil.

Zadib, cuál velo que se descompone, sigue habitando de momento en Yemen. Un país por el que siento una inexplicable fascinación, la cual viaja indisoluble de la mano de un día 1 de enero de hace ya demasiados años (años que parecen un ayer).

Tal día como aquel en el que quedaban (salvo excepciones) 364 días del año, me senté temprano frente a la televisión. Por entonces, el mundo de los canales era sencillo y la pantalla me sorprendió con un documental algo añejo en su estética. Era una reportaje sobre Yemen y sus gentes, sencillo y sin grandes pretensiones. 

Esas imágenes quedaron grabadas a fuego lento en mi pensamiento. Entonces, cuando mis mundos eran más reducidos, el impacto y la magia de esas mujeres yemenitas vestidas de negro, sus fascinantes costumbres, los seductores edificios y su singular arquitectura fue fuerte.

El desgaste del tiempo es culpable de que apenas recuerde los fotogramas, de que se diluyan en una nebulosa. Por el contrario, continua muy fresco y presente mi decidido pensamiento de entonces: algún día, viajaré a Yemen.

A posteriori llegarían Bin Laden, el terrorismo y las recomendaciones en contra de visitar ese país bicontinental. Sin embargo, no pierdo la esperanza de, algún día, pisar esa tierra, uno de los centros más antiguos de civilización del Oriente Próximo.

Algún día.


UNESCO

Para saber más sobre este y otros 36 lugares catalogados como en peligro de extinción por la UNESCO, visita el siguiente enlace.

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