Otra cosa que me ha encantado de Bruselas son sus mercados.
¿Qué mejor plan un domingo por la mañana que irse de rastrillos?
Empezamos nuestra ruta a las 10.15h de la mañana y visitamos tres mercados en unas horas. Para desplazarnos de uno a otro nos movimos a pie, más cómodo imposible.
Primera parada: el mercado de Sant Gilles.
Ubicado en el barrio del mismo nombre (que me encanta, por cierto), es pequeño y está repleto de comestibles. Aquí no encontrarás turistas, sino gente local abasteciéndose para la semana. ¡Me pareció muy coqueto! Tras echar un par de fotos y observar a los compradores, nos dirigimos a la...
Segunda parada: el mercado de Midi.
Pero antes de entrar en detalles, decir que por el camino Juan y Michaël nos mostraron dos cafeterías/bares que me fascinaron: el Potemkine (un antiguo cine) y la Casa del Pueblo. En el nombre podéis enlazar a más información, para que os hagáis una idea del rollito de cada una.
Volviendo a Midi, el ambiente no tiene nada que ver con el de Sant Gilles. De la tranquilidad del primero pasamos al bullicio del segundo. ¡Y las dimensiones también son otras! Está repleto de puestos atendidos mayoritariamente por marroquíes, lo cual nos dio pie a desayunar algo muy típico allí: té con msemen. Sí, sé que el nombre es algo chocante pero está delicioso. Consiste en té moruno con una especie de crepe cuyos ingredientes eliges al gusto: olivas de todo tipo, queso feta, higos, cebolleta, berenjena, etc. Y la guinda es un buen chorro de... ¡miel! Sí, insisto, está riquísimo. Y todo por 4 euros.
En el mercado la gente aprovecha para comprar piezas de queso feta, te las venden a kilos e impresiona ver esos bloques como ladrillos. También se pueden adquirir plantas y me dicen que es tradicional hacerse con el árbol de Navidad allí.
Con el estómago lleno y la curiosidad satisfecha, nos dirigimos a nuestra...
Tercera parada: el mercado de las pulgas del distrito de Marolles.
Señores, ¡esto sí que es un rastrillo en condiciones!. El caos reina por doquier, como mandan los cánones. La actividad se concentra en una amplia plaza donde la gente extiende sus objetos sobre el suelo. Paseando por los improvisados pasillos entre puesto y puesto se pueden encontrar mil y un cachivaches, objetos retro en ocasiones inservibles y en otras ciertamente interesantes. Mi primo se compró un ajedrez antiguo maravilloso y yo, de no haber sido porque mi amiga Ryanair no me permitía sobrepasarme con el equipaje, también hubiera sucumbido en un par de ocasiones.
En definitiva, los bruselenses dedican los domingos a recorrer sus mercados así que, ya lo dicen, que "allá donde fueres haz lo que vieres".
que lindo!! me encantan los mercados así, especialmente los de europa
ResponderEliminarque lindo! me encantan todos estos mercados, especialmente los de europa!
ResponderEliminar¡Pues a ver cuándo te animas a venir! :-)
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